viernes, 18 de septiembre de 2009

Si tiene apoyo, la industria ‘tirará del carro’

La industria es uno de los sectores que más está notando la crisis a largo plazo. No ha vivido un parón repentino como la construcción, pero el índice de producción industrial vive mes a mes un descenso continuado que lastra esta actividad estratégica en la creación de empleo y riqueza de los países.

Según datos del INE, en los seis primeros meses de 2009, el caída fue del 21,5% respecto al mismo período del año anterior. Y la tendencia parece continuar, ya que en el mes de julio descendió el 16,7% (el 17,4% si se descuentan los efectos del calendario).
Tan sólo dos subsectores esenciales como la industria alimentaria y la farmacéutica logran salvar el envite de la crisis, con una discreta disminución de la producción. Es evidente que la ralentización económica ha reducido las inversiones de las empresas en bienes de equipo y maquinaria, así como el consumo de las familias. Esta situación, unida a la fragilidad del dólar (que potencia las importaciones), ha afectado seriamente a la industria española.
Sin embargo, la salida a estas dificultades la dicta el mismo mercado: hay que afrontar la realidad y buscar nuevas fórmulas que permitan recuperar el terreno perdido. El camino más evidente es no descuidar la excelecia en estos momentos, y para ello es necesario reforzar la productividad a través de la formación continua de los trabajadores y de la tecnología necesaria; además, se puede aprovechar la disminución de actividad para realizar un mantenimiento a fondo de la maquinaria, aquellas tareas que normalmente no hay tiempo de hacerlas y que permiten alargar el ciclo de vida de los equipos.

Sectores que sobrellevan mejora la crisis

Asimismo, existen sectores que pese a la crisis tienen un enorme crecimiento potencial: todos aquellos relacionados con el respeto medioambiental y el reciclaje, depuración y desalación de aguas, energías renovables,... además de aquellas industrias esenciales, siempre necesarias en nuestra sociedad. Entre ellos se encontrarían las ya comentadas de la alimentación y farmacéutica, pero también el transporte público o el equipamiento sanitario.
A nivel tecnológico, se ha demostrado que la industria española tiene poco que envidiar a la de nuestros vecinos europeos, por lo que el crecimiento futuro puede ser muy halagüeño una vez que se consoliden los famosos ‘brotes verdes’ aparecidos más en el extranjero que en nuestro país. Por lo tanto, la exportación será, más que nunca, otra de las oportunidades de nuestra industria para mantener su protagonismo.
Lo importante es no rendirse, y que las administraciones sean conscientes del posicionamiento que deben tener las empresas en la nueva economía que sentará las bases en la próxima década. Sin un modelo industrial firme, nuestro país no sólo tardará más en superar la crisis, sino que además seguirá sin encontrar el sector líder que ‘tire del carro’, una vez que se ha agotado el filón de la construcción.

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