miércoles, 13 de enero de 2010

La usura y la sostenibilidad económica

* Multitud de pequeños ahorradores hacen frente a intereses abusivos y usurarios
* Tanto los bancos y las cajas como los establecimientos financieros y de crédito imponen tipos de interés excesivos
* La obsoleta ley Azcárate impide una lucha eficaz contra este tipo de prácticas, que suponen un grave impedimento para la sostenibilidad de las economías familiares

Los intereses abusivos, un obstáculo para la economía de las empresas.

Uno de los problemas más graves para las economías, duramente castigadas por la crisis en los últimos tiempos, es el del desfase y carencias de la regulación de los intereses usurarios, que pueden llevar a los pequeños ahorradores a una cuenta de gasto insostenible o agravar una situación previa de sobreendeudamiento. Multitud de usuarios hacen frente a intereses abusivos en los créditos concedidos por las entidades. Atado por estas condiciones, al consumidor medio le resulta muy difícil establecer una planificación adecuada que le lleve a un balance entre gastos e ingresos sostenible y positivo para su vida económica.

El de la usura es un problema que afecta especialmente a las familias sobreendeudadas a las que se cierran otras vías de financiación y tienen que acudir a prestamistas y “chiringuitos” de crédito de dudosa fiabilidad. Entre los consumidores con problemas de impago de su hipoteca o dificultades para devolver sus préstamos personales, hay numerosos casos en los que el usuario soportaba, en la más absoluta indefensión, un tipo de interés desorbitado y a todas luces abusivo.

Intereses astronómicos en numerosos productos financieros

Las prácticas usurarias abundan en los préstamos de tipo personal y de renegociación de la deuda y en los intereses por demora. Destaca también el caso del aplazamiento en el pago con tarjeta, cuando al consumidor le es imposible afrontar los gastos realizados en un mes y pospone hasta el mes siguiente el pago de los mismos, encontrándose con unos intereses desproporcionados. Éstos, sin embargo, no son más que algunos de los supuestos en los que el cliente de la entidad financiera soporta unas cifras de interés fuera de toda medida que aumentan de forma exacerbada su cuenta de gastos. A mayor abundamiento, estas prácticas viven un especial auge en un contexto de crisis económica generalizada como el que nos rodea.

Ul estudio realizado por ADICAE arroja que no hay diferencias sustanciales entre bancos y cajas de ahorro en cuanto a la imposición de cláusulas y condiciones abusivas o usurarias. Cajas como Kutxa, La Caixa, o Caixa Catalunya y bancos como el Santander establecen tipos de interés en torno al 16% del interés nominal, con una TAE que supera el 20%. Según información extraída del Banco de España, el tipo de interés legal del dinero se encuentra al 4,00, con lo que es evidente que, al amparo de las cifras, y teniendo además en cuenta el nivel del tipo de interés del Banco Central Europeo (actualmente en el 1%) las prácticas de las entidades mencionadas pueden calificarse como claramente abusivas. Tampoco las hipotecas son una excepción, ya que ADICAE ha detectado diferenciales que llegan a multiplicar por seis el Euribor.

Un hueco normativo que da alas al sobreendeudamiento

Al contrario de lo que sucede en varios países de la órbita europea -caso de Italia, Bélgica y Países Bajos- el ordenamiento jurídico español no dispone una normativa que tipifique expresamente qué tipo de interés debe ser considerado como usurario. La vetusta “Ley Azcárate” o Ley de la Usura no aporta una concreción numérica tasada, con lo que la interpretación corresponde a los tribunales. Éstos deben valorar la existencia o no de usura caso por caso, con lo que la resolución definitiva puede demorarse mucho en el tiempo.

El impacto de los tipos de interés excesivos es una de las taras que más dificultades pone a las economías a la hora de organizar el presupuestos y mantener una adecuada estabilidad y sostenibilidad en el balance de gastos e ingresos. Es preceptivo que los consumidores y pequeños ahorradores empleen un sistema que les facilite esta tarea y les permita mantener un control que evite que se vean abocados al sobreendeudamiento.

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